miércoles, 23 de marzo de 2016

Jesús no hizo un gesto cualquiera...



Reflexión  jueves 24 marzo 2016      
Jesús no hizo un gesto cualquiera…
Juan13, 1-15

Como sabemos, san Juan no refiere en su evangelio la institución de la Eucaristía, que es esa anticipación sacramental de la Pasión del Señor. Ese momento ya había sido relatado por los otros evangelistas. 

      Menciona san Juan, en cambio, otros muchos interesantes detalles de la última cena que precedió a la Pasión, entre ellos, el que nos ofrece hoy la liturgia de la Santa Misa de la Cena del Señor. Jesús, entregado a sus apóstoles en la tarea servicial de lavarles los pies, parece que quiere aproximarse, con gestos cada vez más evidentes de amor, al momento sublime en que entrega como alimento para el hombre su propio cuerpo y su sangre.


      Por esto este jueves, es más que un día de amor fraterno. No es un simple gesto de amor que Jesús hace con sus discípulos. Y, por lo tanto, no podemos quedarnos con lo lindo que es ver a Jesús hacer lo que hace. Es el ejemplo a seguir. Un mandato, diría yo. Es el camino para poder llegar a Dios. De esta forma claro que tenemos que ver con él. Si esto no es parte de lo que somos, servidores, me parece que estamos lejos de cualquier reino divino, al menos del que predicó Cristo.
      Los que nos decimos seguidores de Jesús, tenemos que empezar a comprender que a Dios se llega por el servicio y el amor al prójimo, y esto no puede quedar en una simple teoría. Tiene que ser efectivo, real. Han pasado más de dos mil años y todavía seguimos dando muchas vueltas en el rito y el incienso, pensando que así es como agradamos al Señor. Pero el camino más directo y sin fisuras es recordar las palabras de Jesús y hacerlas vida. Dice él: « ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si Yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes».
      ¿Estamos dispuestos a descender, a tener a nuestros hermanos como más importantes, y a servirles en todo lo que necesiten? Pensemos, ¿quién está necesitando de nuestra ayuda y no le hacemos caso? Una vez que aprendamos a lavar los pies del hermano: porque tuve hambre…tuve sed…pase como forastero…estuve desnudo…estuve enfermo…estuve en la cárcel…cuando lo hicieron con algunos de estos más pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron conmigo… (Mt25, 31-40) y lo hagamos en serio, podremos dar el siguiente paso, el de la cruz. Llegaremos a ser capaces de dar la vida por los demás.
       El de Jesús no es un gesto cualquiera, es el modo de hacernos entender que, aunque sin cruz ni sangre, podemos dar la vida por los demás. Sabiendo morir al egoísmo, al orgullo y la omnipotencia que a veces creemos tener.
      ¿Qué gesto de amor vamos a hacer por nuestro hermano?
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana

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