jueves, 4 de agosto de 2016

Donde está tu tesoro, allí está tu corazón




Reflexión domingo 7 Agosto 2016
Donde está tu tesoro, allí está tu corazón…
Lucas 12,32-48
El pasaje de este domingo contiene diversas enseñanzas de Jesús y de sus discípulos, recopiladas por Lucas para formar un discurso sobre la necesidad de velar y de poner el corazón en lo que realmente importa.
Comienza con una llamada a la confianza llena de ternura, expresada con diminutivos (literalmente, «pequeño rebaño»). Las ovejas, que nos representan a nosotros, seguidores de Jesús, dependen de su pastor y confían en él. El Padre nos regala su Reino, y eso nos ha de dar seguridad y serenidad; podemos confiar en él y dejar de tener miedo al futuro.

Lucas relaciona la confianza en Dios con la necesidad de desprendernos de los bienes materiales. Las riquezas son siempre una tentación que atrae el corazón y lo esclaviza. Lucas propone, con valentía, que las riquezas de cada uno han de servir para los demás y no para uno mismo. De esa manera el corazón queda liberado, «porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón».

Esta es una verdad que experimentamos cada día. Podemos hablar mucho sobre cuáles son nuestras prioridades, qué cosas consideramos realmente importantes en nuestra vida y cuáles decimos que son secundarias. Pero, a la hora de la verdad, son las opciones concretas de cada día las que muestran, en realidad, hacia dónde va nuestro corazón, a qué le dedicamos más horas, más esfuerzos, más deseos, más dinero…

La «cintura ceñida» era la forma de vestir para trabajar; el cinturón ajustaba la túnica, sobre todo si era larga, para que el trabajador pudiese moverse mejor en su trabajo. Por eso, la expresión opuesta, «aflojar el cinturón», significaba «descansar». La «lámpara encendida» nos lleva a la noche, en la que es necesario encender luz para poder ver. La imagen, por tanto, nos pide que estemos dispuestos y a punto, incluso por la noche, cuando normalmente se descansa y no se trabaja.

Y todo porque Jesús nos compara con los criados que están esperando a su amo. La espera tiene que estar cargada de gozo y de sana «tensión». Velar no significa estresarse, preocuparse, vivir amargado, sino todo lo contrario, experimentar el gozo profundo de la venida segura de Jesús a nuestra vida.

Esta venida tiene dos formas. Una será al final de la vida, cuando nos fundiremos en un abrazo con el amor del Padre. Y la otra sucede a cada instante de la vida, porque Jesús está viniendo constantemente a nuestra existencia si sabemos reconocerlo. Cada día que amanece es un regalo suyo. Cada persona con la que nos cruzamos es motivo de su presencia. Cada circunstancia que nos pide atención, cada necesidad de nuestros hermanos y hermanas más desfavorecidos, es una petición que nos hace Jesús en persona.

Jesús es presentado en este pasaje del evangelio como el «amo» y nosotros como «los criados», pero cuando el amo llega, comienza a hacer algo extrañísimo: ¡se ciñe, nos hace sentarnos y se pone a servirnos! En forma de imagen, Lucas está presentando una verdad profunda que nuestro mundo rechaza de plano: servir por amor es ser servidos por Dios, servir a los demás nos hace crecer y nos hace más humanos, es decir, más felices, sufrir por las personas que amamos es el camino del auténtico bienestar.

Entonces veamos como tenemos que ser, que es lo que tenemos que descubrir y que debemos decir desde el corazón:

Ligeros para caminar

• Jesús sabe muy bien que, para caminar cómodo y ligerito, es necesario desprenderse de los pesos inútiles. Si te aferras a cosas vanas y te haces esclavo de las cosas materiales, estás arrojando sobre ti todo un cúmulo de carga que acabará por atosigarte y esterilizarte interiormente.
• Es necesario buscar el tesoro que enriquecerá tu vida y llenará tus aspiraciones más profundas. Y ese tesoro lo hallarás dentro de tu corazón, que es donde Dios tiene reservados sus secretos y confidencias. “Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”. No lo busques fuera. Investiga en tu interioridad.
Algo que nadie podrá robarte

• Hay algo que ni los ladrones ni la polilla pueden echar a perder si tú te mantienes alerta y no te distraes con superficialidades. Jesús habla de un tesoro inagotable en el cielo. De algo que no caduca. Despójate de todas tus máscaras y descubrirás la belleza de la gracia de Dios en tu vida.

• Eso se consigue desprendiéndose de lo superfluo, de lo que entorpece tu visión interior. Quizás hay bastantes cortinas de humo que no te dejan ver y valorar lo auténtico, lo que vale la pena.

• “Dichoso aquel a quien su amo, al llegar, lo encuentra portándose así”. Es decir, con lucidez, responsabilidad y vigilancia, tres palabras que resumen todo un programa de vida. “Lo hará sentar a la mesa y lo irá sirviendo”.

DE CORAZÓN A CORAZÓN

Oye, Jesús, hay una frase en tus Noticias de hoy que me hace tilín en el alma: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”.

Esto estremece a cualquiera, pero sobre todo a quienes, como yo, hemos sido llamados por ti y bautizados en tu Iglesia. No es cualquier cosa ser miembro de tu familia, el pertenecer a un Pueblo elegido por ti, el formar parte de tus comensales en la mesa de tu Reino.

El Bautismo es el gran regalo con que tú me honras y compromete a ser miembro activo en el amplio campo de la evangelización. Me has dado mucho y me vas a exigir mucho. La pasividad y la indolencia son la mayor burla a tus gestos de confianza depositados en mí.

De vez en cuando me sitúo en el momento de darte cuentas de mi vida y me estremece presentarme con las manos vacías. Si no me hubieras dado nada, no me exigirías nada. Pero fíjate en lo generoso y espléndido que has sido conmigo, me miro a mí mismo y me impresiona lo mezquina que he sido contigo y con las responsabilidades encomendadas.

Para ser honesta, no puedo seguir prolongando  tus invitaciones. No puedo seguir tapando los oídos y hacer como que no oigo ni me entero. Haz un milagrito conmigo y sáname de mis sorderas. ¿Recuerdas a cuántos sordos curaste en los caminos de tu tierra?

De esta manera mi vida cobrará un nuevo sentido y no me importará que llegues “de noche o de madrugada”, porque estaré siempre dispuesto a rendirte cuentas de “mi administración”.
Amigos les deseo una hermosa semana.
Paz  y  bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana

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