jueves, 11 de mayo de 2017

tenemos que dejar que Jesús sea Camino y Verdad en nuestra Vida...


Reflexión domingo 14de mayo 2017


Tenemos que dejar que Jesús sea Camino y Verdad en nuestra Vida…

Juan 14, 1-12

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe su corazón, crean  en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, no se  los habría dicho, porque me voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo este también estén ustedes. Y adonde yo voy, ustedes ya conocen  el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocieran a mí, conocieran también a mi Padre. Ahora ya lo conocen  y lo han visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras.
En verdad, en verdad les digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre».


El evangelio de hoy da respuesta a preguntas importantes que todos nos hacemos: ¿qué camino seguir?, ¿dónde está la verdad?, ¿qué es y donde está la vida?

Vivir con sentido, ser feliz, realizarse plenamente como persona, ayudar a gestar la creación de una sociedad inclusiva donde se potencien al máximo los valores de todas las personas que la conforman, construir un mundo en armonía con la creación, ser artesanos de paz y reconciliación son, entre otros, los sueños que ha albergado la humanidad desde su más remota prehistoria. Desafortunadamente, esos sueños algunas veces se han visto truncados por la obsesión que algunos tenemos de buscarnos a nosotros mismos y de anteponer nuestro propio beneficio al del conjunto de la humanidad y de la sociedad. Los resultados del quiebre de los sueños y del secuestro de la utopía, la historia lo demuestra así, son nefastos.
Ante el quiebre de los sueños y los nobles ideales de la humanidad podemos tener dos actitudes: sentarnos a llorar anhelando los tiempos pretéritos o sumarnos al grupo de personas que, con audacia y creatividad, buscan salidas para revertir la historia y volver a soñar con la construcción de un mundo y una civilización que merezcan el calificativo de humana.
Todas y todos cabemos en el grupo que busca salidas a la encrucijada de la historia. Es innegable el valor de toda aportación que provenga del amor a la humanidad y del deseo desinteresado de trabajar por el bien común porque, es innegable que, para la reconstrucción de los sueños de la humanidad, hace falta el concurso de todas y todos.
Como discípulos de Jesús de Nazaret nos sumamos al grupo de buscadores de caminos aportando la sabiduría y el proyecto de nuestro Maestro. No lo imponemos porque creemos en el respeto a otras búsquedas, pero, no lo podemos callar porque creemos que la propuesta de Jesús y de su comunidad histórica, la Iglesia, sigue siendo válida para esta hora de la humanidad. Callar, perdonar si soy radical en esto, sería ser infieles al encargo que Jesús nos dejó: anunciar, a tiempo y a destiempo y en todos los rincones de la tierra, la buena noticia del amor del Padre que se hace misericordia, salvación y redención. Una buena noticia que nos dice que el Dios de Jesús sigue apostando por la humanidad haciendo caso omiso de nuestras múltiples negaciones.
Tenemos que dejar que Jesús sea Camino y Verdad en nuestra Vida…
El camino de lo humano. El camino de Jesús es un camino humanizador. No hay ninguna realidad humana que quede fuera del proyecto de Dios. Cuando los cristianos aportamos el camino de Jesús a la tarea de reconstruir los sueños de la humanidad estamos aportando un cambio de mirada que permita volver a poner al hombre en el centro de toda la actividad en el mundo. Yo creo que vivir con sentido y desde un horizonte de felicidad es imposible si anteponemos los logros económicos y tecnológicos al desarrollo de la vida digna para todas y todos. ¿De qué nos sirve, por ejemplo, alcanzar la estrella más recóndita del universo o desarrollar el software más sofisticado del planeta si todo esto no está orientado a garantizar las condiciones de posibilidad de una vida mejor para todos los habitantes de la tierra? No niego el valor de la tecnología, la economía, la ciencia, la política o la cultura, simplemente reclamo que en sus búsquedas el ser humano vuelva a ser su centro. Si estos componentes de la construcción social se deshumanizan, corren el peligro de convertirse en amenaza.
La búsqueda de la verdad. Jesús se nos revela como la verdad. Él es el hombre auténtico que nos revela la naturaleza más profunda del ser humano y la forma como éste ha de vivir en armonía las múltiples relaciones con las que construye su horizonte de sentido:
·         Un hombre llamado a ser auténtico, a ser sí mismo y a reconocer sus potencialidades y sus fragilidades.
·         Un hombre llamado a recorrer los senderos de la historia con otros pues reconoce que el relato de los demás es un requisito indispensable para definir su propia identidad.
·         Un hombre que reconoce en la creación la casa común dejada por Dios para todos y, con responsabilidad con las generaciones que no han nacido, la cuida, la defiende y la protege.
·         Un hombre que sabe que está llamado a trascender y que sus sueños no pueden ser acotados por el tiempo y el espacio porque sus raíces su hunden en el Dios de la Vida y de la Historia.
El sentido de la vida. Jesús es la Vida. Nuestra aportación al mundo es una apuesta radical por la vida, aunque nos cueste la vida. Desde Jesús entendemos que la vida cobra su auténtico sentido cuando se entrega y se comparte para que todos tengan vida en abundancia. El sí definitivo de Dios es el triunfo de la vida sobre los mercenarios de la muerte y la destrucción. En ese sentido, para nosotros, toda vida es sagrada y por lo tanto ha de ser respetada y cuidada desde su origen hasta su final natural. No hay vidas de primera y segunda para los amigos de Dios.

Creemos en Jesús camino, verdad y vida. Creemos que es una propuesta válida para el mundo hoy. No imponemos nuestra fe, pero no podemos callar que para nosotros “nadie va al Padre sino por Jesús”.
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazon

Fraternidad Eclesial Franciscana

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