Reflexión
4 de octubre 2017
¿Cuál
es el secreto de Francisco de Asís?
Tal vez es fácil definir a Francisco, se nos
complica cuando tenemos que hacerlo experiencia…pero es muy importante también
pensar que nos tenemos que dejar iluminar desde su experiencia de él. Por eso
para mí:
Decir Francisco es decir Evangelio, evangelio sin glosa, evangelio
vivo, vivido y transmitido. Es decir radicalidad, idealismo, fraternidad,
pobreza, paz, humildad, minoridad, conversión, cruz, gracia. Es decir, Dios,
“mi Dios y mi todo”. Es decir: “Tu eres
el Bien, todo Bien, sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero”.
y muchos se preguntan ¿cuál es el secreto Franciscano? El secreto es Francisco; de aquí nacen todas nuestras interrogante...
Pero ¿cómo es posible? ¿Cuál es la razón, la clave, el misterio de Francisco? ¿Cómo es posible que ocho siglos después siga de moda, vivo, fresco, atrayente, interpelador? ¿Cuál es su secreto? La respuesta es sencilla: su condición de enamorado y apasionado de Jesucristo, su Dios y su todo. Francisco no es una “marca de moda”, una referencia sólo humanamente atractiva. Sí, lo es, pero lo es desde su radicalidad en el seguimiento de Jesucristo pobre y crucificado. Lo es desde su itinerario de permanente conversión, desde su búsqueda de la santidad, desde su seguimiento fiel y fecundo del Evangelio “sin glosa”. Cercano ya al final de su vida, Francisco recibió en el monte Alvernia los estigmas de la cruz. Pero antes, mucho antes, el corazón y el alma de Francisco habían sido ya “heridos” y transfigurados por las llagas del Señor.
La historia de Francisco es la historia de la gracia y de la conversión. Es la historia de la respuesta fiel, generosa y abnegada de quien se siente irresistiblemente atraído por Jesús. Es la historia de un hombre para los demás, que y porque fue un hombre para Dios y de Dios, sin Quien el mundo y el hombre pierden su fundamento y su dirección de marcha. Francisco es testimonio elocuente y grandioso de que Dios es, de que Dios existe, de que Dios es amor, de que no podemos vivir sin este amor, sin este Dios. Francisco es anhelo y realización, desde este Dios del Amor, de las aspiraciones más profundas y más nobles del corazón del hombre. Francisco expresa y ejemplariza además las dos tendencias y tensiones del creyente en busca del equilibrio y de la propia vocación: la ascética y la mística, la misión y la contemplación, la oración y la caridad. Es un hombre hecho oración, contempló a Dios en toda la creación, es el patrono de la ecología, es el hermano del amor, Francisco es nuestro amigo es el peregrino del amor.
y muchos se preguntan ¿cuál es el secreto Franciscano? El secreto es Francisco; de aquí nacen todas nuestras interrogante...
Pero ¿cómo es posible? ¿Cuál es la razón, la clave, el misterio de Francisco? ¿Cómo es posible que ocho siglos después siga de moda, vivo, fresco, atrayente, interpelador? ¿Cuál es su secreto? La respuesta es sencilla: su condición de enamorado y apasionado de Jesucristo, su Dios y su todo. Francisco no es una “marca de moda”, una referencia sólo humanamente atractiva. Sí, lo es, pero lo es desde su radicalidad en el seguimiento de Jesucristo pobre y crucificado. Lo es desde su itinerario de permanente conversión, desde su búsqueda de la santidad, desde su seguimiento fiel y fecundo del Evangelio “sin glosa”. Cercano ya al final de su vida, Francisco recibió en el monte Alvernia los estigmas de la cruz. Pero antes, mucho antes, el corazón y el alma de Francisco habían sido ya “heridos” y transfigurados por las llagas del Señor.
La historia de Francisco es la historia de la gracia y de la conversión. Es la historia de la respuesta fiel, generosa y abnegada de quien se siente irresistiblemente atraído por Jesús. Es la historia de un hombre para los demás, que y porque fue un hombre para Dios y de Dios, sin Quien el mundo y el hombre pierden su fundamento y su dirección de marcha. Francisco es testimonio elocuente y grandioso de que Dios es, de que Dios existe, de que Dios es amor, de que no podemos vivir sin este amor, sin este Dios. Francisco es anhelo y realización, desde este Dios del Amor, de las aspiraciones más profundas y más nobles del corazón del hombre. Francisco expresa y ejemplariza además las dos tendencias y tensiones del creyente en busca del equilibrio y de la propia vocación: la ascética y la mística, la misión y la contemplación, la oración y la caridad. Es un hombre hecho oración, contempló a Dios en toda la creación, es el patrono de la ecología, es el hermano del amor, Francisco es nuestro amigo es el peregrino del amor.
Paz y bien
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