viernes, 27 de marzo de 2015

Domingo de Ramos

DOMINGO  DE BENDICIONES
Una mamá indígena bendecía a su hijo recién nacido diciéndole en su idioma,
mirándolo a los ojos y acariciando sus manitos:


“eres bueno, sano y generoso
porque eres
un pedacito de nuestro dueño,
eres hermano de los hombres,
del pez, del pájaro, la urina,
y todo animal;

tu casa es nuestra casa, el patio,
el río, el monte;
tu camino es nuestro camino,
el viento, las estrellas, el sol”.

Lo mismo hacían sus abuelos, hermanos y primos cada día.
Palabras, miradas y caricias que se dan como bendición durante los primeros años de vida.
Que le van diciendo que es bueno, sano, generoso, hermano de todo ser vivo.
Desde el nacimiento escucha que toda la creación es su casa y que tiene un camino de vida con ciertas guías.

Conociendo esta costumbre indígena me toco recibir a un profesional que visitaba a esta comunidad. El cual expresaba miles de carencias materiales, en cuanto a salud y a educación formal que él veía, con la mirada de la ciudad de donde venía. Después de sus palabras, que también eran miradas y gestos que trasmitían cierta lastima, pena sobre los indígenas, le conté de la bendición que había aprendido de una abuela y que en ese mismo momento estaba dándole un niño a su hermanita de meses.

El forastero se contuvo en dar una respuesta apresurada y empezó a contemplar la vida que se estaba dando en el patio de aquella comunidad. No se veía violencia alguna, cada persona según su edad, sus dones estaba aportando algo en aquel grupo. Incluso una persona que le faltaba una pierna y un anciano había perdido la visión. Ambos desgranaban maíz tan sereno como la mujer que mateaba mientras la olla hervía a fuego lento, y los hombres que masticaban coca en círculo recibiéndonos como hermanos. Nadie se sentía más que nadie, y cada uno hacía lo que tenía que hacer en ese momento sintiéndose muy bien. Los animales eran parte de la comunidad cada uno en su lugar ya que cuando el perro se quiso echar en el cuero que juegan los niños, la mirada del abuelo y unas palabras lo enviaron hacía donde estaban los demás animales. La briza hacía del ambiente un lugar muy agradable y el sol entre las ramas nos cambiaba de luces que por momentos disfrutábamos y a veces nos pedía movernos a otro lado del patio.

Llegó la hora del almuerzo y el arroz con charque rebosaba los platos acompañado de mote (maíz cocido) para todos los visitantes en primer lugar...

Tiempo después este profesional de regreso en su ciudad nos escribió una linda carta contándonos de cuanta pobreza de bien, ternura, solidaridad, cuantos problemas ecológicos encontraba en su cultura llamada civilizada...

Agregaba que había comenzado por percibir la briza, disfrutar de los rayos de sol, contemplar las estrellas y se encontraba con muchas bendiciones. Agradecido por tener una madre en silla de ruedas que estaba viva y le contaba cuentos de cuando su padre le regalaba rosas...

Terminaba la carta diciendo que cada ves que veía un niño, especialmente los emigrantes africanos se acercaba y les daba la bendición que había aprendido:

“tu eres buenos, sano y generoso hijo del mismo Dios que el de mis hijos...”
 En la Pascua de ese año propuso en la mesa dar la bendición a todos los presentes, despertando risas pero creyendo que algo siempre queda...

Domingo de bendición de Ramos, comienzo de semana santa, creemos que aquel l rey que entró en un burrito a Jerusalén llamado Jesús de Nazaret nos dice que: por ser hijos de Dios venimos del bien, de la vida, la verdad, el amor y por lo tanto eso está dentro nuestro y de toda persona humana. Bendecirnos es regar lo que realmente somos y podar lo que la sociedad dañada nos ha rotulado.

Buena semana bendiciéndonos con palabras, miradas, caricias, con la naturaleza incluso con la lluvia si viene, y con todo lo que es gratuito y no se compra en el free shop, no se gana en el casino, ni se puede adquirir por internet.

Quien se siente bendecido bendice a los demás. Pero la bendición de Dios no se impone, debe ser aceptada y toda opción exige renuncias no se puede amar a Dios y a el dinero, al poder.
paz y bien
Hna. Esthela Nineth 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Anunciacion



Reflexión 25 de marzo 2015
ANUNCIACION  - LA   ALEGRIA   DE  LA  NUEVA  FECUNDIDAD  DE  LO  IMPOSIBLE…
Luc.1, 26-39


   A mediados de la vida,
                                   A los treinta años, hay como una vivencia de Desierto. Y a las expectativas de la juventud se han realizado o no. Todavía no se es mayor, ahora se Es lo que se Es, pero como en un "tope", pareciera que ya no hay grandes novedades, ni grandes expectativas, y el cuerpo ya hace sentir sus dolores... Es como el sexto mes del año.
 

   En todo territorio hay Galileas,
zonas geográficas mal miradas o no tenidas en cuenta. Donde muchos se han ido y los que están no se valoran asimismo. Donde ha venido quizás gente de otro lugar por exclusión de su lugar de procedencia... Es el contrario a los lugares de Poder y que se presentan como de Salvación, los Jerusalén.

   Dentro de las Galileas hay también exclusión por ser pequeño, pobre, alejado, sin protagonismo publico visible... son los Nazarenos.

   Entre los excluidos de Nazaret hay también exclusión: las mujeres infecundas, las estériles, las feas, las viejas, enfermas, las sin estudio, las sin poder... así como la "pequeña" María y la "vieja" Isabel.

   A esta edad, en estos lugares, en estas personas todo es bastante "rutinario" e incluso " sin un gran horizonte", la vida diaria se va llevando... Es tiempo de Desierto, es tiempo de Tentaciones: "de hacer mis proyectos" los que encuadran con el mundo común, en cuanto a trabajo, vida afectiva... Tener lo que muchos tienen, ser común sin quedar atrás, sin sobresalir... Soy siendo "masa".  O en algunos casos la tentación es aislarse del grupo y "hacer la mía", que en el fondo es lo mismo.

  María hoy en la Anunciación nos muestra la búsqueda y elección de Dios, que es fuerte  en este tiempo "medio" en estos lugares "apartados", ha estas personas que están con proyectos de "acomodarse" en la normalidad común.  Con un proyecto de vida "estable"... Dios les hace aparecer "ángeles", anunciando la alegría de nueva fecundidad de lo imposible.

  El "miedo" es el primer sentimiento, por la "incapacidad", por la edad que tengo, por el lugar donde estoy, por el camino recorrido... Miedo e incapacidad porque el Ángel propone algo "imposible" a esta altura de mi vida...

   La ORACION, el Dialogo con Dios y la realidad nos permite el "salto" a la fe, nos pone ante el Si o el No. Entrar en el misterio desprendiéndome de todo " creyendo" sin ver", dejándome llevar por el Dios de la vida o agarrándome firme a lo que es visible, a mis proyectos con horizontes más o menos materiales.

  Estamos muchas/os en este tiempo de camino, en los treinta años... uno en "sus proyectos y otros ante el misterio, otros dejándose llevar embarazadas/os del Espíritu Santo con un sentir contrario al mundo de "seguridades, lógicas, estructuras".

  Busquemos la Isabel, recibamos a  María que están con el mismo "embarazo”: algo del Dios de lo "imposible" que elige lo que "no está siendo" para que "sea en bien de todos", preferencialmente de los mas excluidos.

   Creo que todo es posible dentro del misterioso plan de salvación, con la fecundidad del Espíritu santo... "hágase en mi tal como has  dicho"... tomemos la decisión y andemos sin demorarnos...

Paz  y  bien

viernes, 20 de marzo de 2015

Quien quiere ver a Jesús



Reflexión domingo 22 de marzo 2015
 
Quien quiere ver a Jesús
Juan 12, 20-33
El texto del Evangelio de hoy nos sitúa en las puertas de la Semana Santa y nos presenta primeramente una actitud que tenemos que tener antes las fiestas que se nos avecinan; esa actitud es la búsqueda. “Quisiéramos ver a Jesús”, el ser humano es un ser que busca: belleza, felicidad, amor, sentido, esperanza, respuestas, plenitud, verdad. Y en esa búsqueda queremos una referencia que nos sirva de orientación, que aclare nuestra oscuridad, que motive nuestro esfuerzo, que nos haga crecer. Hay muchas ofertas de respuesta. La de Jesús es la cruz: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre”, lo suyo es ser grano de trigo, no amarse a sí mismo, ser servidor. No se asemeja mucho a lo que quieren oír las gentes, por eso hablamos del misterio Pascual. Quien sólo piensa en sí mismo está equivocado, quien piensa la vida como una realidad que afecta a todos y en la que estamos embarcados de modo comunitario, está en lo cierto. Quien se encierra en sí mismo y se sirve de los demás se frustrará, quien piensa en los demás y busca el modo de ayudarles, ese encontrará lo que buscaba. Es una respuesta paradójica no basada en la fuerza del poder, sino en la fuerza del amor y en la debilidad de la muerte: “si muere, da mucho fruto”. Aquí la muerte no es la negación de la vida.
Todo el amor que Jesús recibe del Padre, nos lo entrega, esto hace posible la salvación; se ha roto la separación entre Dios y el hombre, se crea una nueva alianza. En Jesús se realiza el proyecto de Dios que significa la plenitud humana. La gloria de Dios ya tiene un nuevo templo donde estar: el amor y la vida; el nuevo templo es el Hombre. El Hombre-nuevo, el perfecto hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, es la respuesta a los que buscamos, el camino de todos los que buscan la vida. No es fácil: “Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si para esto he venido, para esta hora. Padre glorifica tu nombre” (recuerda Getsemaní). Jesús vence la tentación y reafirma su fidelidad a la misión recibida, su entrega al Padre manifiesta que su gloria y su destino es que el hombre viva, que llegará a su mayor expresión en la cruz y la resurrección. Como diría Monseñor Romero, ahora que se le va a beatificar  y que el próximo martes 24 celebramos el 35 aniversario de su asesinato: “La gloria de Dios es que el pobre viva”.
Celebrar la Semana Santa, hacer la alianza con Dios, estar en búsqueda, renacer a la vida nueva, es el fruto de nuestra propia muerte, de una renuncia total a un modo de existencia basado en el egoísmo (amar la propia vida) para comenzar a andar por el camino de la entrega total (perder la vida). Como Jesús, también nosotros a menudo tendremos la tentación de decirle a Dios: “¡Líbrame de esta hora!”. Pero también como él tendremos que afirmar de inmediato: si para esto he caminado toda mi vida, he buscado, para esto he nacido: para que el amor resplandezca en mi vida. Esto es lo que celebramos comunitariamente todos los días en la Eucaristía.  
Quiero hacer memoria de un hombre santo que supo ser profeta para nosotros, es bueno recordar sus palabras llenos de desafíos. Monseñor Romero. En él, la palabra de Dios se cumple:
       «la semilla que muere en el surco, 
por el bien de los de abajo,
 dará muchos frutos,
 transformándose en señal de luz
 en el camino hacia la vida eterna».
«... He estado amenazado de muerte frecuentemente. 
He de decirles que como cristiano 
no creo en la muerte sin resurrección: 
si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño... 
El martirio es una gracia de Dios, que no creo merecer.
 Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida,
 que mi sangre sea semilla de libertad 
y la señal de que la esperanza pronto será una realidad. 
Mi muerte, si es aceptada por Dios,
 sea para la liberación de mi pueblo 
y como un testimonio de esperanza en el futuro. 
Puede decir usted, si llegan a matarme, 
que perdono y bendigo a aquellos que lo hagan.
 De esta manera se convencerán que pierden su tiempo.
 Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, 
que es el Pueblo, nunca perecerá.
 HOMILÍA MONSEÑOR ROMERO - 24 DE MARZO DE 1980 

Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana

miércoles, 18 de marzo de 2015

Nos eleva el verdadero amor



Reflexión domingo 15 de marzo 2015
                       NOS  ELEVA  EL  VERDADERO  AMOR                      
Juan 3, 14-21
  Los discípulos no entendían, cuando Jesús  les  decía que iba a ser elevado a lo alto para que todos los que crean en El tengan vida eterna,  porque Él no fue enviado para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve. El sentir de los discípulos  era como el sentir mundano,  de que Jesús iba a ser elevado al trono siendo el nuevo rey.
 Jesús  sabía que no era  entendido y por lo tanto, que iba a ser abandonado… también les dijo  «la luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas que a la luz porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor a que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios». (Juan 3, 14-21)
 Todos hemos sido creados para crecer. Lo distinto es si elegimos crecer desde  la luz o desde las tinieblas. Crecer en  la luz es reconocerse en verdad, con aciertos y errores. Es saberse en camino, necesitado de los brazos femeninos de Dios que nos acojan mil veces por los penales no acertados. Quien elige este camino de crecimiento, desde su verdad, se relaciona con los demás sabiendo que los otros también tienen aciertos y errores. Con la experiencia sagrada que para seguir creciendo todos necesitamos de unos brazos de madre que nos den la posibilidad de seguir adelante, que nos hagan sentir que a pesar de haber fallado podemos volver a la cancha y seguir jugando.
 El que elige vivir desde las tinieblas, vive en un mundo muy confuso, se miente a sí mismo. Generalmente señala al mal fuera de sí, quejándose de las circunstancias y sintiéndose un desdichado. Presentándose ante los demás como un pobre infeliz, o a la inversa se enmascara y dice que todo está muy bien, actuando casi como un súper hombre. En ambos casos no logra relaciones verdaderas y profundas.
 Pero nos eleva  el verdadero amor y nos anima el Espíritu de Dios que sopla en nuestra pobre barca cargada de luchas y penas, pero rica porque también tiene nuestros sueños, esperanzas y la gran utopía de una completa liberación de todo aquello que nos oprime. Por eso la reflexión profunda y el compartir desde el corazón es una de las claves del encuentro: nos hacemos uno-con-el-otro, para ser un todo complejo, pero unido por las mismas razones: experimentar el Reino de Dios, el Ivi Maraey (Tierra sin mal) de los guaraníes. La Esperanza es la fuerza que nos une, nos hace comulgar en las grandes diferencias y potencia las igualdades. Es Dios que nos llama a unirnos a discernir la voluntad de Dios para nosotros como comunidad, como Pueblo de Dios, como Iglesia Peregrina que sabe que vamos caminando en la eternidad y que vamos construyendo historia en cada decisión que tomamos. La lucha por la justicia, por los derechos de los más débiles, por la igualdad de oportunidades,  la opción por lo pobres, genera un intercambio de ideas que se transforman en propuestas y proyectos que nos ponen a todos al servicio desinteresado de nuestros prójimos. Tumpa-Dios nos llama a servirlo en el pobre-débil-despreciado-maltratado y hacia allí van nuestros esfuerzos.
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana