jueves, 7 de mayo de 2015

Ustedes son mis amigos

Reflexión domingo 10 de mayo 2015
Ustedes son mis amigos…
Juan 15, 9-17


En la vida corriente, en la vida cotidiana, debemos tomar las cosas con un poco más de confianza y fe en el Señor, poniéndonos en sus manos y sabiendo que si estamos en ellas, no habrá mejor arquitecto para nuestras vidas. Un poco más de abandono confiado es lo que definitivamente nos conviene.
Del evangelio de este domingo voy a subrayar tan sólo cinco palabras: Amor, mandamientos, alegría, amistad y elección.
Amor. Es una constante cuando Juan se pone íntimo y personal. Para él el amor es una palabra que lo resume todo, hasta para decir que Dios es amor.
El amor es la entrega total, o mejor, es la motivación profunda, enraizada en el fondo del corazón, que da lugar a esa entrega. El amor es, al final de todo, lo único que cuenta, lo único que salva, lo único que puede hacer de nuestras vidas algo especial, distinto al simple trabajar-para-vivir-vivir-para-trabajar.
El amor puede vivirse de mil formas, pero, no todo lo que lleva la etiqueta de «amor» lo es en realidad.
Por eso el amor tiene también su «test de calidad», que todos los cristianos y los seguidores de Jesús podemos aplicarnos: sólo es auténtico si es «como el de Jesús». Por eso es tan importante la segunda parte de la frase:
«como yo los he amado por  eso es tan importante  amar sintiéndose  amado por Dios. Mandamiento-Voluntad. Hoy no nos gusta esta palabra, pero podemos aprovechar otra también muy bíblica: voluntad. La voluntad de Dios nos la dio a conocer Jesús de forma clara: es la salvación, la vida, la felicidad de todo ser humano y de la sociedad entera. Por eso sus mandamientos sólo pretenden señalarnos dónde está nuestra felicidad: en hacer una sociedad más justa, más fraterna, más solidaria y unida. ¡Una buena tarea para los próximos para este siglos!
Alegría. Esta alegría no es superficial ni inestable. El mandato del amor será como una fuente continua de alegría. Con el amor de Jesús tendremos un cristianismo más abierto, entusiasta, cordial, alegre, sencillo y amable, creativa, donde podamos vivir como «amigos» de Jesús. La alegría es uno delos frutos más creativos que podemos brindar a los demás.
Amistad. Jesús es el Señor, desde luego que sí, pero lo es en forma de amigo y no de tirano. La cercanía con él, y la amistad que recibimos primero de él, nos da  fuerzas y ánimos para seguir adelante por el camino que él nos marca.
Elección. La última palabra que quisiera subrayar. Ojalá que vivamos muy conscientes de haber sido elegidos por Dios. La elección en la Biblia nunca es un privilegio, sino siempre un servicio a favor de otros. Pero eso no le quita nada a la alegría de ser amigos de Dios porque él se ha fijado en nosotros, nos indica su voluntad y nos lanza a amar cuanto más mejor.
Amigos: es Dios quien nos elige, pero es bueno descubrir para que somos elegidos:
Soy elegido de Dios. No por ser mejor que otros. No por tener dones más bonitos que los de otro. No por rezar más ni por ir más a misa. Somos elegidos por amor. Sólo por eso. Sin más. Jesús viene a decirme hoy también algo que se insinúa entre líneas: mi vida de fe no es una carrera de mérito.
¿Y para qué soy elegido? Se me elige para dar fruto. Se me elige para darme. Se me elige para gastar la vida en Dios, para entregarla por Él y con Él. Se me elige para ayudar a salvar a otros. Se me elige para que el mundo que deje a la hora de mi muerte sea mejor que el que me encontré en mi nacimiento. Se me elige para dar testimonio en el mundo de lo que he recibido, del amor de Dios. Se me elige para anunciar que Jesús se hace camino y verdad en nuestras vidas.
La tarea es ardua y difícil. La cruz se hace presente en este camino siempre. Jesús lo sabe. Y nos prepara para ello: el que haga lo que yo diga, permanecerá.
Evidentemente, las cosas a veces no son tan sencillas. Todo es más complejo. Amar no es tan simple ni tan fácil. Ni permanecer tan llevadero. Ni dar fruto tan inmediato… Hay que fiarse de que el Señor sabe lo que hace con uno.
 No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos,
y son ustedes mis amigos si cumplen lo que les mando.
Ojalá que estemos en esa categoría tan preciosa de ser los “amigos de Jesús” para poder realizar su mandato que es “ámense los unos a los otros, como yo los he amado”
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón

Fraternidad Eclesial Franciscana

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