viernes, 7 de agosto de 2015

EL CAMINO PARA CREER EN JESÚS

Reflexión domingo 9 de agosto 2015
EL  CAMINO  PARA  CREER         EN JESÚS
Juan 6,41-51


En el evangelio de hoy, Jesús se dirige a personas que buscan la felicidad, que buscan una vida plenamente realizada en Dios, pero que no acaban de creer en Él en su mensaje. Jesús les resulta demasiado familiar como para creer que en Él hay algo divino. Lo divino, piensan, debería ser extraordinario, por eso siguen esperando signos y portentos. Pero están buscando a Dios donde nunca lo encontrarán, y esto muchas veces no suele pasar creemos conocerlo o estar con Él solo porque “practico” yendo a misa, yo siempre creo que el ir a oír misa es participar  y alimentar en comunidad  nuestra fe, pero ser un cristiano practico es vivir lo que Jesús nos va diciendo en cada uno de sus evangelios pero más concreto es vivir lo que nos dice en (Mt 25) cuando estuve enfermo, en la cárcel, desnudo, hambriento…y cuando lo hicieron con ellos lo hiciste conmigo dice Jesús…para que veamos es muy claro Jesús.
Las palabras de Jesús nos invitan a vivir una experiencia diferente. La conciencia no es solo el lugar recóndito y privilegiado en el que podemos escuchar la vos de Dios. Si en lo íntimo de nuestro ser, nos sentimos atraídos por lo bueno, lo hermoso, lo noble, lo que hace bien al ser humano, lo que construye un mundo mejor, fácilmente nos sentiremos invitados por Dios a sintonizar con Jesús. Es el mejor camino para creer en él.
       El pan de vida es Jesús, que se da en la eucaristía, en el pan y la Palabra cuando son acogidos desde la fe. Confiando en Jesús, creyendo en Él, ya vivimos una vida nueva plena  y eterna.
     Pero aún nos cuesta creer o entender, comprender el misterio que se hizo carne:
El pan de vida llega a la tierra con forma de bebé, como uno de los nuestros, pequeño, débil, sin hacerse notar. Viene en los brazos del Padre y se convierte en el alimento verdadero para una humanidad que tiene hambre de Dios, de pan, de sentido, de plenitud.
Esta cesta de pan no la reconocen aquellos que esperan plenitud en el brillo de lo fugaz y en la superficialidad de lo que no tiene raíz ni fundamento.
El pan de vida nos alimenta para siempre, nos hace hermanos, nos convierte en pan. El pan de vida sabe a horno, hogar, leña, chimenea y comida compartida.
 El choque es inevitable. Jesús y los “judíos” se mueven a niveles diferentes. Jesús invita a los que les siguen a crecer, a levantarse, a ser libres, a vivir.
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón

Fraternidad Eclesial Franciscana

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