Reflexión
domingo 23 de agosto 2015
Seguir a Jesús
Juan 6, 60-69
Una de las ideas centrales en el evangelio de este domingo
es la opción personal por seguir a Dios y recorrer sus caminos.
El
evangelio de Juan ha conservado el recuerdo de una fuerte crisis entre los
seguidores de Jesús.
Por primera vez Jesús experimenta que sus palabras no
tienen la fuerza deseada. Sin embargo, no las retira sino que lo reafirma más: Las
palabras que les he dicho son espíritu y
son vida. Y aun algunos de ustedes no creen. Sus palabras parecen duras
pero transmiten vida, hacen vivir pues contienen Espíritu de Dios.
Pues, Jesús no solo plantea la situación para
la multitud sino que también quería ver
la reacción de sus discípulos porque
para ello era fácil seguirle en tanto todo olía a multitudes, pero Jesús sabia que en algún momento también ellos tendrían
que definirse, tendrían que enfrentarse con las exigencias de la entrega total,
también ellos tendrían que decidirse por el sí de los valientes o por la marcha
atrás de los cobardes.
En
nuestro tiempo es fácil decir “yo creo”. Hasta que tenemos que testimoniar el
credo con nuestra vida. Es fácil decir “yo quiero ser o soy cristiano”. Pero
hasta que mi cristianismo tiene que convertirse en un estilo de vida diferente.
Es fácil comulgar mientras no sea más que sacar la lengua y tomarnos ese
pedacito de pan. Lo difícil es cuando luego se nos pide que nosotros mismos
seamos ese pan que coman los demás, esa vida que cree, ese ser cristiano con
estilo diferente.
Jesús no los quiere
retener por la fuerza. Les deja la libertad de decidir. Sus discípulos no han
de ser siervos sino amigos. Si quieren puede volver a sus casas; lo mismo para
nosotros.
Ahora
bien, ante el abandono de muchos de sus discípulos, Jesús toma la iniciativa,
se dirige al grupo de los Doce, y pregunta: ¿También ustedes quieren
abandonarme?
Una
vez más Pedro responde en nombre de todos. Su respuesta es ejemplar. Sincera,
humilde, sensata, propia de un discípulo que conoce a Jesús lo suficiente como
para no abandonarlo. Su actitud puede hoy ayudar a quienes con fe vacilante se
plantean prescindir de toda fe, entonces dice:
Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú
tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo
de Dios.
Actualmente,
muchos hermanos nuestros abandonan
nuestra Iglesia, generalmente, porque no se han alimentado con las
palabras de Jesús. Es lamentable que el mensaje de Jesús les haya llegado
desfigurado, con preguntas que nadie se hace, y con respuestas
que nadie entiende.
Todo
esto impide a muchas personas sencillas encontrarse
con el Profeta de Nazaret: Que abraza y bendice a los niños… Que pide agua para
beber, a una mujer que ha tenido cinco maridos… Que llora por un amigo que ha
muerto, y por la ciudad de Jerusalén… Que nos da su mandamiento: Ámense
unos a otros como yo les he amado. Que nos anuncia las
bienaventuranzas como camino de salvación, el que se hace camino, verdad y
vida, que se nos ofrece como perdón y amor.
Por
eso, el mayor servicio que podemos ofrecer como Iglesia, hoy, es poner al alcance de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad la misma persona de Jesús y la Buena
Noticia que anunció, a través de nuestros actos, todos necesitamos escuchar las
palabras de Jesús que son Espíritu y Vida. Para ello es necesario que utilicemos
un lenguaje: Que dé sentido a la vida. Que nos impulse a construir una sociedad
más justa y fraterna. Que sea actual, creíble, persuasivo, entendible y
auténtico.
Ojala
que como Pedro no olvidemos: Tú tienes palabras de vida eterna. Pedro
siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Hermanos junto
a Jesús descubramos la vida de otra manera. Que su mensaje nos habrá a la vida eterna. ¿Con qué podremos sustituir
el Evangelio de Jesús?
¿A quien podemos seguir, sino es a Jesús?
La propuesta
es que en esta semana hagamos el intento o nos demos la posibilidad de convivir
con Jesús y entonces descubriremos que el misterio de amor de Dios no se puede
reconocer: Desde lejos, a la distancia, desde la indiferencia o el desinterés.
Los Doce lo han tratado de cerca. Por eso pueden decir: Nosotros creemos y
sabemos que Tú eres el Hijo de Dios.
Me quedo con esa frase de Pedro, que seguro también te llego a ti: “¿A dónde podríamos ir? ¡Tú solo tienes palabra de vida!” Te pido, Jesús, que sepamos ver en ti la roca firme. hermanos los invito a seguir a Jesús desde donde estemos, nuestra vida tiene que ser signo de vida y en esto reconoceran que Jesús vive en nosotros el cual nos convierte en verdaderos seguidores de Dios.
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana
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