jueves, 20 de agosto de 2015

Seguir a Jesús



Reflexión domingo 23 de agosto 2015
Seguir a Jesús
Juan 6, 60-69
Una de las ideas centrales en el evangelio de este domingo es la opción personal por seguir a Dios y recorrer sus caminos.   
El evangelio de Juan ha conservado el recuerdo de una fuerte crisis entre los seguidores de Jesús. 
Por primera vez Jesús experimenta que sus palabras no tienen la fuerza deseada. Sin embargo, no las retira sino que lo reafirma más: Las palabras que les  he dicho son espíritu y son vida. Y aun algunos de ustedes no creen. Sus palabras parecen duras pero transmiten vida, hacen vivir pues contienen  Espíritu de Dios.    

 Pues, Jesús no solo plantea la situación para la multitud sino que también quería  ver la reacción de sus discípulos  porque para ello era fácil seguirle en tanto todo olía a multitudes, pero Jesús sabia  que en algún momento también ellos tendrían que definirse, tendrían que enfrentarse con las exigencias de la entrega total, también ellos tendrían que decidirse por el sí de los valientes o por la marcha atrás de los cobardes.
En nuestro tiempo es fácil decir “yo creo”. Hasta que tenemos que testimoniar el credo con nuestra vida. Es fácil decir “yo quiero ser o soy cristiano”. Pero hasta que mi cristianismo tiene que convertirse en un estilo de vida diferente. Es fácil comulgar mientras no sea más que sacar la lengua y tomarnos ese pedacito de pan. Lo difícil es cuando luego se nos pide que nosotros mismos seamos ese pan que coman los demás, esa vida que cree, ese ser cristiano con estilo diferente. 
 Jesús no los quiere retener por la fuerza. Les deja la libertad de decidir. Sus discípulos no han de ser siervos sino amigos. Si quieren puede volver a sus casas; lo mismo para nosotros.
Ahora bien, ante el abandono de muchos de sus discípulos, Jesús toma la iniciativa, se dirige al grupo de los Doce, y pregunta: ¿También ustedes quieren abandonarme?
Una vez más Pedro responde en nombre de todos. Su respuesta es ejemplar. Sincera, humilde, sensata, propia de un discípulo que conoce a Jesús lo suficiente como para no abandonarlo. Su actitud puede  hoy ayudar a quienes con fe vacilante se plantean prescindir de toda fe, entonces dice:
Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Actualmente, muchos hermanos nuestros  abandonan nuestra Iglesia, generalmente, porque no se han alimentado con las palabras de Jesús. Es lamentable que el mensaje de Jesús les haya llegado desfigurado, con preguntas que nadie se hace, y con respuestas que nadie entiende.
Todo esto   impide a muchas personas sencillas encontrarse con el Profeta de Nazaret: Que abraza y bendice a los niños… Que pide agua para beber, a una mujer que ha tenido cinco maridos… Que llora por un amigo que ha muerto, y por la ciudad de Jerusalén… Que nos da su mandamiento: Ámense  unos a otros como yo les he amado. Que nos anuncia las bienaventuranzas como camino de salvación, el que se hace camino, verdad y vida, que se nos ofrece como perdón y amor.
Por eso, el mayor servicio que podemos  ofrecer como  Iglesia, hoy, es poner al alcance de todos los hombres y mujeres de buena voluntad la misma persona de Jesús y la Buena Noticia que anunció, a través de nuestros actos, todos necesitamos escuchar las palabras de Jesús que son Espíritu y Vida. Para ello es necesario que utilicemos un lenguaje: Que dé sentido a la vida. Que nos impulse a construir una sociedad más justa y fraterna. Que sea actual, creíble, persuasivo, entendible y auténtico. 
Ojala que como Pedro no olvidemos: Tú tienes palabras de vida eterna. Pedro siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Hermanos junto a Jesús descubramos la vida de otra manera. Que su mensaje nos habrá  a la vida eterna. ¿Con qué podremos sustituir el Evangelio de Jesús? 
¿A quien podemos seguir, sino es a Jesús?
La propuesta es que en esta semana hagamos el intento o nos demos la posibilidad de convivir con Jesús y entonces descubriremos que el misterio de amor de Dios no se puede reconocer: Desde lejos, a la distancia, desde la indiferencia o el desinterés. Los Doce lo han tratado de cerca. Por eso pueden decir: Nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Hijo de Dios.
 
Me quedo con esa frase de Pedro, que seguro también te llego a ti: “¿A dónde podríamos ir? ¡Tú solo tienes palabra de vida!” Te pido, Jesús, que sepamos ver en ti la roca firme. hermanos los invito a seguir a Jesús desde donde estemos, nuestra vida tiene que ser signo de vida y en esto reconoceran  que Jesús vive en nosotros el cual nos convierte en verdaderos seguidores de Dios.

Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana

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