Reflexión 6 de enero
2016
Buscamos al que es la vida y la verdad…
Mateo 2,1-12
Jesús
es el nuevo Moisés. Moisés fue para los hebreos el libertador, el salvador, el
guía hacia la Tierra Prometida. Y fue también un gran legislador. Mateo viene a
decir a los cristianos: para nosotros, Jesús es el auténtico libertador y
salvador, sin punto de comparación con Moisés. Es nuestro guía y camino,
el encuentro definitivo con Dios. Jesús es para nosotros con su vida de entrega,
la auténtica ley.
Estamos
obligados a definirnos ante Jesús. Ante la llegada de Jesús, hay dos posturas:
de aceptación o de rechazo. Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas buscan
la muerte de Jesús. Pero los Magos aceptan a Jesús. A ellos se les revela
Dios. Buscan al que es la vida. Ponen todos los medios para alcanzar la meta
que se han propuesto: encontrar a Jesús, el recién nacido. Para eso, dejan su
país y emprenden un largo camino. Al desaparecer la estrella, preguntan. No
cejan hasta dar con el lugar donde se encuentra el misterio.
El
evangelio de Mateo se escribe hacia el año 80. Su comunidad, formada en
principio por judíos, estaba compuesta, mayoritariamente, por cristianos
gentiles. Los Magos, y como ellos muchos otros gentiles, buscan y aceptan a
Jesús. Los judíos, aquí representados por Herodes, los sumos sacerdotes y los
escribas, le rechazan.
Todo
esto nos lleva también a nosotros a preguntarnos: ¿Nos parecemos en algo a los
Magos, es decir, buscamos al que es la vida y la verdad
con la diligencia de ellos?
La estrella que ven los
Magos, es Jesús, aparecido en la historia para ser guía de los hombres de buena
voluntad que se abren al misterio de Dios.
Todo
puede convertirse en estrella, en epifanía: las pruebas, el paso de los
años, la enfermedad. Todo eso puede ser luz, desvelamiento del misterio de
Dios. Y nos marcan el camino a seguir.
Paz
y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana
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