jueves, 28 de abril de 2016

Era necesario dejar claro lo fundamental...




Reflexión domingo 1 mayo 2016
Era necesario dejar claro lo fundamental…
Juan 14,23-29
Al leer el evangelio de hoy, me quedé pensando acerca del lenguaje y su evolución. Incluso en la distinción entre una lengua muerta y otra viva. Y si pensamos en nuestro idioma, como muchos otros, a medida que pasa el tiempo va evolucionando, cambiando, adaptándose al momento histórico que viven los que lo hablan. Por esto,  tengamos presente el lenguaje, la palabra, su vida y evolución.

Seguimos con las crónicas de la última cena de Jesús. Evidentemente la charla fue amena y larga, aunque pareciera que el monólogo del Nazareno fue extenso. Era necesario dejar claro lo fundamental. Y en este caso Cristo se refiere al amor y fidelidad a la Palabra que él ha pronunciado y enseñado. Y para que no se inquieten los discípulos les dice que el Espíritu Santo, cuando él mismo ya no esté, será quien les enseñe y recuerde lo que escucharon de su boca. No hacía falta anotar o grabar los discursos, sólo amar a Jesús, para saber lo que él quiere de nosotros.

Al mismo tiempo, sabemos que siempre hubo, y seguirá habiendo, mediaciones. Son necesarias para tomar contacto con Dios, por ejemplo. Son signos o símbolos que nos abren a una relación interpersonal con el Señor. Ya en tiempos de Jesús, los judíos se valían de ellas para hacer viva la presencia de Yahvé. Tenían el templo, y antes de eso estaba la tienda con la columna de nube donde entraba Moisés y tenía revelaciones de parte de Dios. También utilizaban los sacrificios de animales como forma de expiar pecados y agradar al Señor. Todo mediaba entre Dios y los hombres. Y esto tiene tal peso que, según vemos en la primera lectura de este fin de semana, surge un problema entre los nuevos seguidores de Cristo. A Pablo y Bernabé los tenemos discutiendo acerca de si hay, o no, que circuncidarse, como forma de señalar quién es de Dios.
En nuestro caso también tenemos diferentes modos, formas y acciones que nos facilitan el contacto con la divinidad. Podríamos pensar en los templos, las imágenes, los santos, la misa, y todo lo que encierra a la devoción popular de nuestros pueblos y más medios que nos valen para estar en presencia de Dios. Son canales, mediaciones, para tener contacto con Dios.
Hoy Jesús nos habla de su Palabra y de ser fieles a ella por amor a él. Y, a mi entender, ésta es mucho más que unas normas, preceptos y mandatos dados por Dios. Es símbolo de un lenguaje vivo, no estático, que evoluciona y puede encarnarse en cada uno de nosotros. Esto no lo podemos perder de vista. Mayormente cuando queremos una Iglesia renovada, actualizada, nueva en formas y tiempos.

Nuestros símbolos, nuestros templos por ejemplo, nos tienen que servir para encontrar a Dios, pero no dejan de ser estáticos. El mismo adjetivo podemos poner a otros ritos que hacen a nuestra forma de culto. Y con esto no los tildamos de malos u obsoletos. Son, seguramente, válidos y útiles a la hora de conectarnos con Dios. No abogo en contra de ellos, pero no podemos perder de vista la propuesta de Cristo: Ser fieles a su Palabra. La cual es signo de vida, actualización y movimiento.

Vivir fieles a la Palabra nos supondrá vivir desde el Espíritu prometido por Jesús. Aquél es quien posibilita salir de lo estático. Él es quien nos recordará lo esencial, lo que Jesús enseñó y lo que quiere de nosotros. Es nuestra única posibilidad de hacer las cosas siempre nuevas, desde Dios. Y de esta forma, desde la Palabra, el Espíritu Santo, seremos capaces de dar respuestas a los cuestionamientos y problemas del hombre de hoy. Así como lo hizo Jesús en su tiempo con los suyos.

Hay que tener cuidado y no creer que amar a Dios es sólo acudir al templo y cumplir con ciertas normas y prácticas religiosas. Eso es estático. Amarlo es hacernos uno con el Espíritu, el cual, al recordarnos la Palabra, nos vuelve lengua viva capaz de curar, sanar y crear en el nombre de Jesucristo. Así hacemos de nuestra realidad una vida, un mundo, una sociedad siempre nueva. De Dios. Teniendo la certeza que Él está siempre con nosotros y que nos dejó su PAZ por esto no debemos defraudarlo…nos dejo todo.
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana

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