Reflexión domingo 12 de abril del 2015
LA COMUNIDAD DEL
RESUCITADO
Juan 20,19-31
Muchos
cristianos, Judíos y otros, en esta semana
nos dimos un saludo de Feliz Pascua. El saludo
pascual tiene como contenido profundo el deseo de dar un PASO DE LIBERACIÓN,
en continuidad con la primera pascua, que fue el paso del pueblo de Israel
saliendo de la esclavitud de los egipcios.
Lo creo
interesante marcar este aspecto para poder entrar en el evangelio de Juan donde
con las apariciones nos indica que:
¡Jesús ha resucitado! Ésta es la
noticia más importante de todo el Evangelio. Debería haber ocupado, enormes
titulares, la primera página de todos los periódicos del país y de todo el
mundo... Y, sin embargo, como siempre, Dios nos confunde. Sucedió al atardecer
-noche, sin que nadie apenas se enterara. Sí, tarde-noche. Así son todos los
grandes acontecimientos de Dios...
Pero Jesús nos dejó claro que si queremos encontrarnos con El: fuéramos a
Galilea, a las Periferias, que nos comprometiéramos con la vida Cotidiana...
Este
evangelio nos cuenta que los discípulos se habían encerrado por miedo al
imperio injusto de aquella época.
Por eso
Jesús resucitado se hace presente en LA COMUNIDAD REUNIDA el momento de la entrega del Espíritu a los discípulos también nos recuerda
la entrega que hizo Jesús de su Espíritu desde la cruz. Los miembros se llenaron de
alegría, sintiéndose perdonados y amados, con capacidad para amar y perdonar.
Sin miedo a la muerte.
La paz
comienza por la experiencia de sentirnos perdonados y nos invita a compartir el
perdón con otros, nos invita a la experiencia de vivir el amor amando; Jesús
se hace presente en las realidades y
personas concretas.
Por eso no podemos reducir
el perdón a la función sacramental. Todos nosotros estamos llamados a vivir en
el perdón y a darlo en nuestro vivir diario.
Jesús necesita de
discípulos que manifiesten su compañía, su misericordia, su paz. Necesita de
comunidades centradas en Él, abiertas a recibir a los que lo buscan.
Todos tenemos en la esencia de nuestro ser la vocación de amar. Pero no todos
hemos tenido la gracia de sentirnos muy queridos así como somos. Y otros que
han sido amados, se han dedicado a llenar su corazón de otras cosas y este se
ha materializado.
Estamos en tiempo Pascual, es el mejor tiempo para hacer camino a la fuente del amor.
Estamos en tiempo Pascual, es el mejor tiempo para hacer camino a la fuente del amor.
La verdadera paz interior y social, la encontramos en el
compromiso con los crucificados de hoy en las Galileas de hoy. Lo que hago a uno de esos pequeños se lo hago a Jesús
(Mt.25). Y esa cercanía solidaria con los más empobrecidos, excluidos (no solo
material sino también en lo espiritual) es la que nos hace salir de nosotros
mismos lo más hermoso. Nunca estaremos en paz ni habrá paz social mientras
seamos indiferentes, a esto el Papa francisco lo llama la auto referencialidad.
Quiero que juntos nos coloquemos al
lado de Tomas para poder entender lo que le va pasando por la mente y corazón
en la comunidad. El hecho de no estar en el primer momento de la aparición de
Jesús lo hace débil y con capacidad de proclamar, muchos tenemos la tendencia de ver la incredulidad de Tomás de forma negativa, pero desde el
punto de vista evangélico, querer ver no es en sí mismo
algo malo, y de hecho puede ser parte del proceso para poder estar
con Jesús. El
deseo de ver a Jesús que tiene Tomás no es entendible por sus compañeros y las palabras de Jesús en
el (v. 29) no necesariamente señalan que
Tomás haya hecho algo malo.
Además, después de ver a Jesús resucitado, Tomás realiza una confesión Cristológica
más completa y profunda que la de cualquier otro de los discípulos o
seguidores, con su exclamación: “¡Señor mío y Dios mío!”
(v. 28). Lo que esto nos muestra es que la creencia en Jesús no
significa sólo estar convencidos y convencidas de que Jesús es Señor en un
cierto momento, sino que es un proceso continuo que con el tiempo se puede expresar de manera más plena y completa.
Tomás supera
las dificultades en la Comunidad, por el testimonio de los demás, porque se
pone disponible de recibir el don del
Espíritu. También a él se le calienta el corazón en contacto con Jesús y siente
su paz y su alegría. Al final se rinde: ¡Señor mío y Dios mío!
Dios
está en la debilidad, en la pobreza. Esta es la lógica de Dios. Y parece que
tiene que ser así.
les comparto este vídeo:
Qué
la paz de Jesús y el don del Espíritu Santo permanezcan con nosotros y nosotras
siempre y en todo momento y a pesar de todo.
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy cazon
Fraternidad eclesial franciscana
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