Reflexión del Viernes Santo 2015
LIBERADOS POR EL AMOR
Juan 18,1-19,42
Hoy al recordar la pasión de Jesús, los
invito a sentir la urgencia de asumir el doble compromiso, de expresar nuestro amor en acciones concretas hacia nuestras
hermanas y hermanos en la fe, con la misma medida e intensidad con que nos amó
Jesús; e impulsar un movimiento religioso
liberador e inclusivo, que se identifique con las palabras y los gestos de
Jesús, haciéndose solidario con las personas crucificadas de nuestra sociedad y
nuestra cultura.
En estas últimas semanas hemos
escuchado diversas pasiones que se unen a la pasión de Jesús, entonces cuando
escuchemos o leamos la pasión o el viacrucis sintonicémonos especialmente con
las personas gais, lesbianas, bisexuales, trans, divorciadas, separadas y vueltas
a casar, portadoras de vyh, en situación de explotación sexual, mujeres que
pasaron o están pasando por situaciones de aborto, en situación de violencia
doméstica, adolescentes en situación de pobreza a quienes se asocia con “menores
infractores”, personas desesperadas que recurren a las drogas o a los intentos
de auto eliminación, privadas de libertad que el sistema carcelario termina
destruyendo o internadas en clínicas psiquiátricas.
Tampoco podemos dejar de pensar también
en las personas desempleadas crónicas, en quienes se encuentran en situación de
calle, o envejecen en la soledad más profunda; en quienes pasan hambre o se
alimentan de los residuos que otras personas desechan.
En Jesús tenemos la certeza absoluta de
que la injusticia humana es vencida por la justicia divina, por eso esperamos y
nos comprometemos en la construcción de otro mundo posible, pacífico y justo,
inclusivo y solidario, donde sean respetados los derechos y la dignidad de
todas las personas, en todos los lugares y por todo el tiempo; e invitamos a
nuestras hermanas y hermanos, a seguir construyendo otra iglesia posible,
comunidades de fe que se relacionen con horizontalidad, comprometidas con la
liberación integral de las personas, sanadoras e inclusivas.
Para mí el viernes santo, es recordar el arresto, el interrogatorio, tortura, juicio y la ejecución de Jesús de
Nazaret a manos del sistema religioso y político. Y en esta muerte
injusta, la de todas las víctimas, que a lo largo de la historia humana han
sido detenidas, torturadas, condenadas y ejecutadas.
Sabemos que
toda pasión es larga, y pues de todo esto quiero compartir algunos momentos que
me han tocado más.
Amor a los suyos
Amigos
cada cosa tiene su tiempo y lugar por eso prestemos atención porque
Jesús entra al lugar y tiempo indicado, “huerto” su tiempo para oración la cual
está llena de compromiso y fidelidad con
su Padre, y en el momento que los guardias del Templo de Jerusalén y los
soldados romanos irrumpieron en el huerto, Jesús estaba reunido con sus discípulos
y discípulas. Jesús era buscado por subversión (18,33) acusado por los líderes
religiosos (18,35) por lo tanto, sus seguidoras y seguidores eran cómplices de
subversión y merecían la misma suerte que él.
Pero Jesús denota un amor particular y
preocupación por quienes integraban la comunidad discipular. El nuevo
mandamiento hace referencia a una preocupación continua, permanente,
sistemática seguida de una actitud de ocupación por los intereses de las demás
personas.
Porque los amaba inmensamente, les
liberó de acompañarlo en la suerte que correría. Asumió solo la responsabilidad
de la acusación. Un gesto más de ese
amor sin condiciones con que Jesús amó a sus discípulas y discípulos (13,1).
Las comunidades cristianas estamos
obligadas por el nuevo mandamiento, a amarnos mutuamente, con la misma medida
de amor con que Él nos amó. Y este amor mutuo se expresa a través de la
solidaridad incondicional.
Sistemas enfrentados
El conflicto que se fue generando entre
los judíos piadosos, los sacerdotes del templo y los maestros que interpretaban
las Escrituras, es decir, el sistema religioso que se atribuía el derecho de
hablar y hacer en nombre de Dios y Jesús, un líder carismático que anunciaba
con autoridad el mensaje de Dios, fue en aumento hasta culminar pidiendo, el
sistema religioso al sistema político, su ejecución.
Una vez más están en tensión dos
modelos de religiosidad. Por un lado, el sistema jerárquico, dogmático y
fundamentalista que oprime y excluye, representado en el sistema religioso
vigente en tiempos de Jesús. Por otro lado, el sistema horizontal, carismático
y flexible que libera e incluye, representado por Jesús y el movimiento que
generó en Galilea, Judea y Samaría.
Y esto se genera porque Jesús reveló un
Dios misericordioso, sanador, maternal, generoso e inclusivo, próximo a todas
las personas, especialmente a quienes sus derechos y su dignidad fueron
vulnerados; contrario al dios juez y vengador del sistema religioso.
Las comunidades cristianas nos
encontramos en el difícil lugar de optar por el Dios de Jesús o por el ídolo
cruel creado por el sistema. Esta opción no es fácil porque somos parte del
sistema. Optar por el Dios de Jesús implica enfrentamiento con los actuales
líderes religiosos y las diversas comunidades de fe, que todavía continúan
discriminando, culpabilizando y excluyendo en nombre de su dios.
Bajar de la cruz
José y Nicodemo bajaron de la cruz el
cuerpo de Jesús. Una acción que la comunidad discipular no realizó. El fracaso
les había inmovilizado. Ella también había tenido responsabilidad en lo
sucedido. Judas lo entregó. Pedro lo negó. Los once lo abandonaron. Sólo
algunas mujeres le acompañaron en su agonía y muerte.
Dos realidades a las que, las
comunidades cristianas no logramos escapar. Inmovilizadas por el fracaso y la
responsabilidad nos recluimos en nuestros templos, o como José y Nicodemo
ayudamos a bajar de la cruz a quienes el sistema religioso y político aún mantiene
colgando injustamente.
Encuentros en el viacrucis
He querido dejar para el último estos
hechos, en el recorrido hacia el Golgota el primer encuentro es con lo:
Nuevo
Su Madre llena de ternura y con el
corazón partido sale a su encuentro y es sorprendida por las palabras de Jesús
“Madre yo hago nuevas todas las cosas” pues
tengo la certeza del vino nuevo entre nosotros pero el problema está que
los odres están viejos.
Llanto y Servicio
El encuentro con las mujeres que lloran
este es un sentir muy fuerte y muy marcado en la sociedad hoy creo que hemos
perdido o estamos perdiendo la capacidad de la sensibilidad. El encuentro con
simón de Sirene el cual presta un servicio obligado al inicio, el cual luego
se convierte en ofrenda porque reconoce
al Hijo de Dios, ojalá nosotros podamos cuenta de esto en nuestros encuentros
cotidianos.
Limpieza
El encuentro con Verónica este es un
claro testimonio de desafío para hoy, pasar barreras, enfrentarse con el
sistema y encontrarse con el Dios de la vida y de la historia, Verónica da un
lugar preferencial a la mujer. Y para darse cuenta y reconocer que a lo largo
de la historia la mujer aún sigue limpiando tanta porquería en este mundo.
El clamor por la misericordia
Jesús en la cruz clama
misericordia al Padre diciendo “Padre
perdónalos” y pone como excusa “porque no saben lo que hacen”.
Amigos que Dios y la Virgen nos
acompañen a llevar nuestras cruces.
San Francisco de Asís decía “el Amor no es Amado”
Paz y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana.
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