Reflexión domingo19 dejunio2016
Jesús sondea a sus discípulos…
Lucas 9,18-24
El pasaje comienza con Jesús orando.
Particularmente en este evangelio según san Lucas lo encontramos en esta
postura. Antes de escoger a los doce y
al momento de su transfiguración, Jesús reza.
Ora para discernir la voluntad de su Padre Dios.
En el evangelio Jesús sondea a sus discípulos para evaluar su
entendimiento de lo que ha hecho.
La pregunta
que Jesús hace a sus discípulos, nos la hace hoy a nosotros
a la primera
pregunta de Jesús, ¿Quién dice la gente que soy yo?, los discípulos
le responden ambiguamente: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías,
otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas”. Ciertamente
eran una multitud los que habían escuchado a Jesús; y habían sido testigos de
sus milagros: dar de comer a miles de personas con solo unos pocos panes y
peces, curar a enfermos de múltiples enfermedades, arrojar demonios de los poseídos,
resucitar a muertos, etc… Era evidente que Jesús de Nazaret tenía unos poderes
extraordinarios que no habían visto en nadie, salvo lo que narraban las
escrituras de los antiguos profetas de Dios; y de Juan el Bautista en los
últimos tiempos.
Pero la
pregunta esencial e importante de Jesús es la segunda; que también hoy Jesús
nos la hace a cada uno de los que nos “llamamos” cristianos.
“Y ustedes–
o sea, nosotros los cristianos de hoy-: ¿Quién dicen que soy yo?
La inmensa
mayoría de los cristianos, fundamenta su “fe” en Jesucristo, en creer una serie
de verdades, guardar más o menos una serie de precepto, rezar unas oraciones y,
en el mejor de los casos, “cumplir” con unos ritos (sacramentos), y alguna cosa
más…que no digo que este mal, esto ayuda y fortalece nuestra fe en la medida
que nosotros cada vez que realicemos estos actos salga de un corazón libre y
responsable…
Jesús quiere
eliminar toda clase de triunfalismo en los que nos llamamos cristianos, porque
muchas veces podemos caer en los prejuicios diciendo: yo soy muy católico y práctico
porque asisto siempre a misa, rezo siempre y a los que no veo en misa ellos son
católico pero no práctico…yo me pregunto ¿qué nos da derecho de opinar de esta
forma? Creo que ni Jesús, al contrario Jesús nos dice quién de un vaso de agua
al sediento…
La respuesta
de Pedro es clara y determinante en su vida: “Tú eres el Mesías de Dios”. Que es
lo mismo que decir: “Tú eres el SEÑOR”; el ¡ÚNICO SEÑOR! de todo lo creado: a
quien hay que someterlo todo, porque de él lo hemos recibido todo. Pero no un
señor al estilo humano que nos domina y esclaviza; que manda arbitrariamente en
nosotros. Y para aclararles como es el
estilo de su “señorío”. Les dice a continuación: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser
desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, (o sea, los que
mandan) ser ejecutado; y resucitar al tercer día”. Y, algún tiempo
después, con motivo del lavatorio de los pies, en la última cena, les dirá: “Ustedes
me llaman Maestro y Señor; y los soy….; pero no he venido para que me sirvan,
sino para servir: ¡hagan ustedes lo
mismo!. O sea, el que sea el mayor, ¡que sirva a los demás!
Los
cristianos de hoy empezamos la casa por el tejado y cuando nos damos cuenta,
resulta que carecemos de muros y sobre todo de cimientos. Sin experiencia
pascual no hay cristiano.
Después, como conclusión de este
relato bíblico, Jesús termina planteando las condiciones del seguimiento. Jesús
les dice a todos los discípulos: “el que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, que cargue
con su cruz y me siga”. El que quiera seguirme, Jesús nos está
recordando que para seguirlo tenemos que cargar con nuestra cruz. A veces más
pesada, a veces más liviana, pero una cruz que de alguna manera, nos permite
alcanzar la vida nueva que nos ofrece el Señor. Cargar la cruz y renunciar a sí
mismo. Este es uno de los grandes pecados de nuestra sociedad, nuestro egoísmo,
nuestro egocentrismo. Y Jesús nos está invitando de un modo distinto de
renunciar a nuestros egoísmos, a todo aquello que de alguna manera no nos
permite estar cerca de él.
Es por esa razón, querida comunidad
que nuevamente el Señor nos pregunta: ¿quién soy yo para ustedes? Podríamos parafrasear.
Y de nosotros el Señor espera una respuesta clara, precisa, una respuesta que
sea realmente humilde pero sincera y profunda. Es decir, Jesús nos está
pidiendo un sí. Un sí que implica seguirlo y dar la vida anunciando la buena
noticia.
Bueno, que esta Palabra sea realmente
un alivio para el alma, un signo de fortaleza, pero sobre todo sea una palabra
renovadora en tú interior. Que realmente, podamos descubrir que hemos sido
llamados para ser felices y que la felicidad se expresa desde la alegría, en
medio de las pruebas, en medio de las dificultades, sabiendo que el Señor
camina a nuestro lado.
Por
eso Jesús se presenta como plenitud de lo humano. No es la humanidad la que tiene que convertirse en divinidad. Esta
trampa nos ha metido por callejones sin salida. Toda la divinidad se hace presente en la humanidad. Ser cada día
más humanos es lo que nos convierte en manifestación de lo divino. La
oposición, y más aún la lucha entre lo divino y lo humano son absurdas, en
Jesús y en cada uno de nosotros.
¡Qué
magnífico ejemplo nos está dando nuestro Papa Francisco en el verdadero
seguimiento de Cristo a favor de los pobres y más necesitados de nuestra
sociedad.
¡Que
Dios te bendiga y que tengas una hermosa semana!
Paz
y bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana
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