Reflexión domingo 19 de noviembre 2017
¿Qué
significan los talentos?
Mateo 25,14-30
Cuando era pequeño,
recuerdo que los profesores usaban esta parábola para decirnos que había que
estudiar más. Usar nuestros talentos significa emplearlos en estar más atentos,
hacer mejor nuestro trabajo y, en definitiva, obtener mejores evaluaciones. Se
nos decía que, a veces, incluso en el caso de que fuésemos buenos estudiantes y
lográsemos pasar el curso holgadamente, quizá aún así no usábamos bien nuestros
talentos. Teníamos que estudiar lo más posible, porque se nos había dado esa
capacidad. Y nos hacían mirar a los que lograban hacer lo justo con dificultad,
para que viésemos como aquellos trabajaban sus talentos, los pocos que habían
recibido, quizá mejor que nosotros, que habíamos recibido mucho pero no lo
aprovechábamos bien.
No iban
descaminados mis profesores. La vida, nuestro carácter, nuestras habilidades,
la familia en que hemos nacido, las condiciones económicas de que gozamos, de
alguna manera todo lo hemos recibido, todo ha sido un don. No todos en el mundo
han tenido la misma suerte que nosotros. Incluso entre los miembros de nuestra
comunidad hay muy diferentes suertes, habilidades y capacidades.
Hoy Jesús nos recuerda que no podemos enterrar nuestros talentos
bajo el suelo. Eso es una especie de suicidio. Tenemos que ponerlos a trabajar.
Pero, ¿para qué? ¿Para lograr una vida mejor para mí? ¿Para tener más dinero en
mi cuenta corriente? ¿Para ser feliz y aprovecharme de esos dones que yo he
recibido y otros no? Si leyésemos así esta parábola es como si la separásemos
del resto del Evangelio. Eso no se puede hacer. Debemos recordar que para Jesús
lo más importante es el Reino de Dios. Jesús quiere que todos lleguemos a vivir
juntos como hermanos. Los talentos de cada uno están, deben estar, al servicio
de la fraternidad. Cualquier otra cosa es “enterrarlos”.
¿Cuáles son
mis talentos, mis cualidades? ¿Me las guardo para mí sólo? ¿Cómo podría
ponerlas mejor al servicio del bienestar de los que viven a mi alrededor? ¿No
será que a veces soy tacaño y pretendo recibir y no dar?
Paz
y Bien
Hna. Esthela Nineth Bonardy Cazón
Fraternidad Eclesial Franciscana
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